Es verdad, la posibilidad de interactuar desde diferentes puntos geográficos, culturales, sociales... plantea nuevos problemas, pero también nuevos marcos de actuación. La democratización de la tecnología ha llevado a una sociedad digital de masas donde la delincuencia informática cada vez se hace más diversa y peligrosa. Desde que la denominada "información de elite" ha derivado y se ha desarrollado en lo que podemos llamar "informática de masas", los riesgos y el uso ilícito de las nuevas tecnologías se ha extendido y se ha hecho más difícil de detectar. No obstante, creemos que el desarrollo democrático y abierto de Internet es un valor en si mismo que no debe ponerse en cuestión. Pero si que debe desarrollarse paralelamente a los nuevos usos del ciberespacio, leyes que aseguren la dignidad de los usuarios y la legalidad de los usos. En un marco internacional, la creación de una regularización de los usos del ciberespacio es notablemente complicado. No obstante esto no debe llevarnos a tener una visión pesimista sobre Internet. Si bien, la normatividad de la red demanda un esfuerzo enorme legislativo a nivel nacional e internacional, también es cierto que la red de redes ha abierto un nuevo ámbito multicultural sin parangón.
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